Archivos para julio, 2010

Hace unos días escribí que una de mis libros preferidos son “la Saga de Geralt de Rivia” de Sapkowski que se divide en 7 tomos, pero el último, los traductores me lo han dividido en dos partes: La dama del Lago vol. 1 y 2. Aunque con gran acierto tengo que decir, la historia no acusa para nada esta división, incluso… incluso la pide.

Triss Merigold en la portada del segundo volumen

Ahí acaba todo. Es el gran final.

La última batalla entre “los negros” y los norteños; el destino de Geralt y Ciri en el castillo de Stygga; de Cahir, Remis, Milva, Yennefer, Jaskier y decenas de personajes que se han ido labrando a lo largo de las páginas. Llevo siguiendo el destino de Ciri desde los 13 años y no hará ni una semana detuve mi mirada en una estantería de la casa del libro. No podía creérmelo.

El final de un largo camino.

Ya en mi casa me daba hasta miedo abrirlo, porque, cuando lo cierre y levante la mirada, se habrá acabado. No habrán más aventuras del brujo. Un escalofrío me recorrerá la espalda y, por muy bueno que sea el final, me sabrá a poco. Tengo miedo tres simples letras: FIN.

Cahir en la portada del primer volumen

En el mismo final había una llamita pequeña y tan débil que apenas ardía, apenas se movía, ora brillando con gran esfuerzo, ora casi, casi apagándose del todo.

–       ¿De quién es ese fueguecillo moribundo? – preguntó el brujo.

–       Tuyo – respondió la muerte

Hoy he ido al banco. Y ha sido horrible. De verdad, una experiencia para olvidar. Se me da mal la burocracia, se me da mal el idioma que usan los abogados, y se me da mal el papeleo.  Resultado: toda una mañana perdida.

Hasta ahí todo normal ¿no?

La reflexión interesante viene ahora: en la boda de mi tío. Fue una boda civil y  castiza, en un ayuntamiento simple y castizo. Nada de iglesias, curas, ni banquetes de película americana, con tartas blancas y rosas de metro y medio. Los casó una política cualquiera, una concejala del ayuntamiento de Aranjuez creo.

La ceremonia duró 8 minutos y 41 segundos.

Vale, los segundos son una invención; pero no pude evitar acordarme de una broma de “Family Guy” en la que Peter decide hacer a su hijo Judío y quiere que el chaval tenga un barnitzba de un día para otro, y dice algo así como  ¿Dónde puedo encontrar una ceremonia que signifique un compromiso moral de por vida sin que dure más de cinco minutos?

Fue exactamente eso.

He estado buscando por youtube el trocito de vídeo en cuestión sin éxito. Si alguien lo encontrara, por favor que me mande el link. En su lugar pongo otro con también bastante mala hostia:

LA MEMORIA VAGA

Publicado: julio 6, 2010 en Chorradas de Blog
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Yo leo muy poco.

Es verdad, y sé que es una pena pero mis horas de ocio van a parar a juegos de ordenador, msn , tuenti y demás antes que a un libro.

El otro día pensé (no mucho valla a pasarme algo) sobre esto y llegué a la conclusión de que mi imaginación se ha vuelto vaga con el tiempo y prefiere que le den ya hechas la cosas. Mascaditas. A ver que me explique:

Leer te obliga a imaginarte cada escena, meterte en la piel de los personajes, entender su forma de pensar y de actuar; sus sentimientos. Existe un esfuerzo y tu mente requiere un mínimo de concentración para que no te veas a ti mismo delante de la página concatenando mentalmente palabras sin entender nada de lo que está pasando, y para cuando te das cuenta de esta situación absurda, ya no te acuerdas en qué párrafo dejaste de imaginar.

Una película no. Un videojuego ya te da al protagonista, le estás viendo en todo momento y no necesitas que nadie te describa la escena porque es algo visual.

Es más cómodo. Vago. La mente en blanco.

A pesar de todo, tengo un libro favorito. De hecho dos, dos sagas: “Alatriste” de Reverte y “Geralt de Rivia” de un escritor polaco de nombre impronunciable: Sapkowski. Me gustaría hablar de la segunda – porque el primero es de sobra conocido – sin embargo, este post se ha hecho excesivamente largo y ya que es mi blog y puedo hacer lo que me de en gana, le dedicaré algún post aparte.

El ser más vago por antonomasia